lunes, 16 de febrero de 2009

Las apariencias engañan...



El viernes salimos a pasar la ITV de mi antigua moto que, evidentemente, llevaba su actual propietario Juanvi.



La excursión nos llevó por una carretera semiolvidada, la N-234, hasta la población de Masada del Sordo, en la que optamos por coger la A-23 hasta Barracas, lugar en el que volvimos a la N-234.

Es algo increíble rodar por estas carreteras que tienen tantas historias que contar. Los vehículos que pasaron por ellas dejaron toda clase de improntas y no es difícil ver más de recuerdo, en forma de frenazo, paragolpes, restos de intermitentes, etc. El tiempo parece que no ha pasado por ellas y suponen, bajo mi punto de vista, un tipo de excursiones ideal, alejados de las prisas y del bullicio que encontramos en las Autovías.

La ITV la realizamos en la localidad de Sarrión (Teruel) donde la Aquila tuvo su momento de gloria, pues todos los trabajadores se acercaron a interesarse por ella: ¿Va a pasar la revisión, siendo tan nueva? ¿Será, por lo menos, de 500 centímetros cúbicos? ¿Te ha costado mucho?. Estas y otras fueron las frases que se oían ante la prueba de sonoridad.

A partir de este momento y, quizás por un exceso de ruborización, la motocicleta no quiso arrancar. Juanvi decía que era cosa de la batería, los trabajadores le comentaban que la arrancara aprovechando la pendiente de la puerta, pero la moto no quería volver a funcionar. Juanvi se puso cada vez más nervioso y Joan y yo asistíamos a un festival de idas y venidas de Juanvi con la moto que no entendíamos.

La sensación que teníamos era de algún problema que no haría posible que la moto pasara la ITV. Juanvi tenía la sensación de no poder arrancar la moto y los trabajadores esperaban, pacientemente, a que se pusiera en funcionamiento.



Una vez terminada de arrancar volvimos sobre nuestros pasos disfrutando, café incluido, de una maravillosa ruta por una carretera en la que nos sentíamos como debían sentirse los primeros exploradores de algún remoto confín. No encontramos más acompañante que los molinos de viento a los que nos acercamos, cual émulos de D. Alonso Quijano, para deleite de nuestros sentidos, especialmente el de la visión.

Y es que, las apariencias engañan... lo que parecía una simple excursión de rutina, se convirtió en algo de lo que poder hablar, en este nuestro foro.

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